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viernes, 8 de enero de 2021

Rumbo a los cuatro años de usar una distro avalada por la FSF...


 

Desde ya hace varios años (precisamente, desde el 2010), ando usando distribuciones GNU/Linux como sistema operativo para no sólo darle un poco de aire fresco a mi PC para en ese entonces seguir usando mi partición de Windows Vista ni bien le quedaban sus últimos días de vida (bueno, la única versión de Windows que me ha dolido su partida por justamente ser el pionero de lo que posteriormente extendió Windows 7 y sus sucesores en cuanto a funciones como control de cuentas de usuario y la aceleración por hardware para su estética).

Sin embargo, tras venir desde Debian en su rama estable, y viendo lo frustrante e insufrible que se vuelve la rama de pruebas, aproveché que en ese entonces estrenaba un disco duro de 1 TB que hasta ahora mantengo, y dediqué ese cuarto de tera en instalar Parabola GNU/Linux-libre por un par de razones: por la gestión de paquetes y por mantener con vida los rebrandings de Firefox y Thunderbird que justamente en 2016 abandonaron porque la Licencia Pública de Mozilla en su versión 2.0 ya era compatible con las Directrices de Software Libre de Debian.

Ahora, han pasado prácticamente cuatro años (bueno, más de tres años, de acuerdo a este tutorial de Tannhauser sobre la antigüedad de la instalación de una distro GNU/Linux) y es momento de hacer una breve reflexión de lo que he vivido, además que si bien tengo la dicha que mi anterior PC de escritorio como el actual son capaces de correr al 100% la distribución en cuestión, sino también el apreciar el avance de las distribuciones GNU/Linux en una configuración con código fuente netamente auditable y si dichas austeridad resulta ser compatible o no con buena parte del estilo de vida de muchos internautas.

1.- Flash Player y el PDF ya no son un problema como la década pasada

Prácticamente, han pasado varios años para que justamente lleguemos al 2010 y finalmente tengamos servidos a Flash Player en buena parte de las distribuciones GNU/Linux, mientras que para leer PDF's, tras ser convertido en un estándar ISO, prácticamente tengamos de dónde elegir (aunque reconozco que tanto Evince como Atril y Okular son ejemplos perfectos de cómo se puede aplicar un excelente diseño que tome como referencia a las primeras versiones de Adobe Reader, cosa que desde Adobe en sus versiones actuales es nada más y nada menos que una experiencia dolorosa). Y desde Microsoft Office 2010, ahora es más fácil que nunca generar un archivo PDF hasta en la terminal. Más allá de ello, el uso habitual del PDF como documento no pasa más allá de perpetuar lo que hayamos documentado.

Ahora, con respecto a Flash Player... Gracias a la implementación del HTML5 en Firefox (y a la negativa de Steve Jobs de implementarlo en sus dispositivos como los iPhones y los iPads), el repudio al complemento para navegadores que ha permanecido por varios años ya tenía los días contados. Desde YouTube hasta la Internet del Gigante Asiático han empezado a migrar a HTML5 con sus pros y contras. Algo que para el 2010 pensaba que sólo afectaría a la Internet de occidente, pero que tarde o temprano arribó en tierras de Levante por las implicancias técnicas que requería la propuesta del W3C.

2.- Google Drive como principal promotor del ODF

Pueda parecer una locura, pero hasta hace ya algunos años Google Drive ya brindaba soporte al estándar ODF para quienes deseen guardar sus documentos sin conexión a Internet. Para quienes venimos de usar Microsoft Office, el problema era que justamente LibreOffice no era lo "suficientemente bueno" editando archivos con el estándar OOXML, además que recién con Microsoft Office 2016, el soporte de archivos ODF recién mejoró tras varios años de pura incertidumbre con dicho estándar. Su contraparte online ya la conocía desde el 2010, por lo que su evolución hasta el día de hoy no me sorprende.

Volviendo al tema, la inclusión del estándar ODF por parte de Google no es gratuita. La presencia del gigante tecnológico dentro del Foro de Consejería de The Document Foundation lo convierte en pieza clave para la financiación de dicha fundación, además de contribuir con el código fuente de LibreOffice, el cual es la suite ofimática abanderada de buena parte de las distribuciones GNU/Linux.

De todas formas, la estandarización del ODF por parte de Google Drive no sólo permite usar a LibreOffice dentro de las opciones offline, sino también poder migrar sin problema alguno a otras opciones como instancias de Collabora Online para un mejor control de la información.

3.- El streaming de la vieja escuela está más vivo que nunca

La forma en la que actualmente se consume música y películas ha cambiado bastante en esta década que ha pasado. Desde el surgimiento de Netflix como referente de la distribución de contenido audiovisual en línea, así como el surgimiento de Spotify en el ámbito sonoro (junto al renacimiento de iTunes como carta de presentación para su propuesta llamada Apple Music), la verdad es que no sorprende por nada del mundo que la llegada de propuestas como las actuales, aunque hasta el momento, cuando se trata de artistas independientes y/o disqueras pequeñas, Bandcamp se lleve las palmas por justamente equilibrar la accesibilidad como también la difusión de su contenido.

Aún así, algunos servicios de streaming pretenden emular en su modo gratuito la sensación que se tiene a la hora de escuchar la radio con cortes comerciales y/o listas de reproducción automatizadas (en la mayoría de ocasiones, resulta ser una ruleta rusa que puede hasta hacer mermar la experiencia de escuchar música). Por lo tanto, tenemos dos opciones para quienes descubrimos los inicios del streaming de música: SHOUTcast y Icecast.

Con respecto a lo que es video, tenemos alternativas a contenido que prácticamente cubren las necesidades de cada nicho de consumidor de contenido audiovisual si no queremos pasar por el aro del DRM en nuestro navegador: Crunchyroll y FUNimation para los animes, Tubi para los enlatados, Pluto TV para el caso de TV en vivo. Sin embargo, por si queremos hacer streaming a punta de SHOUTcast y Icecast, también es posible por si desean prescindir de una interfaz web para recurrir a dichas transmisiones.

Y ahora, el soporte de hardware (y otros detalles más)...

Pues, bien. Tras aclarar la situación sobre cuán sencillo es llevarse con el software libre en un uso diario (sobre todo, la navegación y el consumo multimedia sin recurrir necesariamente a otras opciones que no infrinjan los derechos de autor), el problema principal que hasta el momento pocas personas se adentran seriamente es en el soporte de hardware que tienen las distros avaladas por la Free Software Foundation. Con respecto al soporte de hardware, diré lo siguiente:

a) El kernel linux-libre (y el de Trisquel) tiene el mejor soporte de drivers libres que el de Debian

Sí, así es. Si quieren probar de primera mano la fiabilidad de los drivers libres, el kernel linux-libre es el que actualmente brinda una mejor experiencia a la hora de usarlo en el día a día.

Con la llegada de Debian Buster, se estrenaba la llegada del paquete de firmwares libres para los adaptadores de WiFi fabricados por Atheros antes de ser adquiridos por Qualcomm. Ésto pudiera ser motivo de celebración, pero el hecho está que el kernel linux-libre desde hace más de una década ya venía soportando dicho firmware libre de serie, por lo que ya me motivó a usar Parabola GNU/Linux-libre en mi PC de escritorio con mucho más frecuencia que Debian.

Por otro lado, si hablamos de drivers de video... En mi PC de escritorio tengo una NVIDIA GeForce 210, por lo que aprovechando que en Arch Linux desgraciadamante no alojan la versión específica del driver privativo en sus repositorios, opté temporalmente por instalar Nouveau ni bien terminé de instalar la interfaz gráfica. A diferencia del kernel vanilla que lleva Arch Linux que me generó ciertos problemas con el entorno de escritorio, el kernel linux-libre sacaba el máximo provecho de la tarjeta gráfica de tal forma que desde Iceweasel podía ver videos a 720p a 60 fotogramas por segundo en YouTube y Twitch. Eso sí, no sin ciertos fallos que corresponden a las limitaciones de dicho driver libre si se le exige más de la cuenta.

b) El desarrollo de Firefox afecta seriamente a los forks de dichas distros

Pueda que suene a exageración, pero la realidad es así. Tras usar un fork de Firefox que está más refinado para tener una experiencia similar a las versiones previas a la implementación de funciones como Widevine y Pocket, me percaté que tras pasar a la versión 55, los problemas de dichos forks para Iceweasel y GNU IceCat sólo estaban empezando.

Para empezar, las dependencias relacionadas a RUST. En este año, la Fundación Rust ha se ha independizado de la Fundación Mozilla con tal de mantener a flote dicho proyecto. Aún así, los problemas con dicha dependencia han hecho que el backport de Debian Mozilla deje de funcionar para así seguir ofreciendo la rama release del navegador para la rama estable de Debian.

Luego, los problemas para la compilación cruzada. Desde la transición de la versión 52 a la versión 60 en la rama ESR de Firefox, la compilación cruzada desde GNU/Linux para Windows con netamente software libre se volvió una tarea imposible por parte de la Free Software Foundation. La situación ha sido tal que prácticamente su última versión estable es la versión 60.7.0 y distribuciones como Guix System, Fedora y recientemente Parabola GNU/Linux-libre tuvieron que cambiar de la rama estable a la rama de desarrollo para así estar a la par de la versión ESR de Firefox.

c) Falta de interés para apreciar las mejoras de escenarios con software libre al 100%

Si bien ésto pueda sonar una ridiculez, la realidad es que ésto no está más lejos de la realidad. Mucho se habla de las limitaciones en cuanto a soporte de hardware de las distros avaladas por la FSF, pero pocos abarcan a qué tipo de hardware y el por qué de estos cambios.

El caso de H-node es un ejemplo de que una buena idea no es siempre sinónimo de éxito en el caso de no tener una buena ejecución. Hace poco publiqué en dicho sitio el resultado del perfil de mi netbook que el mes pasado descubrí que finalmente las distros avaladas por la FSF que probé (Trisquel, PureOS y Parabola) eran capaces de reconocer la tarjeta de red inalámbrica que venía por defecto. No quise editar el perfil de dicha tarjeta de red directamente porque así estaría imponiendo mi respuesta, por lo que me ganaría una mala fama de impertinente si no tengo cómo sustentar dicho cambio.

Lo que noté es que precisamente no hay el feedback suficiente como para poder reportar las mejoras y/o cambios que se generan en cada actualización del kernel y/o proceso de "purificación", por lo que se ven más actualizaciones de perfiles de laptops y/o PC's de escritorio OEM en vez de actualizaciones de componentes de hardware específicos. Lo que genera al final es una imagen errada que las distros avaladas por la FSF no se adapta a los cambios y suele ponerse al corriente con el hardware nuevo demasiado tarde, prejuicios que en la práctica son falsos.

Por lo que ando usando y probando distribuciones GNU/Linux avaladas por la FSF, digamos que la que tiene una configuración bajo el capó sencilla de entender y editar es Trisquel, ya que la configuración predeterminada de las aplicaciones y de los repositorios es sencilla de entender. Con PureOS, la optimización de GNOME se ha vuelto su principal estandarte, además que prácticamente es Debian Main pero bien hecho.

Conclusiones

Usar una distro avalada por la FSF no te quita el sueño, pero viendo que su comunidad pueda tener una actitud bastante ermitaña (además de no mantener al corriente los cambios de dichos parámetros técnicos que se apegan a las directrices del proyecto GNU) hacen que pocos se aventuren a la hora de usar dichas distribuciones para uso diario, incluso para ofimática básica.

Por otro lado, algo que ha beneficiado a que existan cada vez más personas interesadas en una informática honesta y transparente es el surgimiento de videobloggers como Luke Smith, Mental Outlaw y DistroTube, haciendo que el interés por el software libre sea más neutral y menos atado a la ideología que muchas veces genera prejuicios por tersgiversaciones, sectarismos y malentendidos.

De todas formas, tengamos en cuenta que al final estamos haciendo uso de herramientas que -en esta ocasión- están siendo hechas por personas que garantizan que están siendo diseñadas con el propósito con el cual fueron concebidas y nada más. Ese es el único mensaje que el movimiento del software libre quiere transmitir.